jueves, 25 de junio de 2009

JAQUELINE VDA. DE MARTÍNEZ

Después de unos días y casi a un mes de ser tu novia, recibí un SMS (entre los cientos que nos enviábamos en un solo día) después de verte: “Cásate conmigo”.

¿Perdón? ¿Leí bien? ¿Decía “CÁSATE CONMIGO”?... mejor lo vuelvo a leer, creo que leí mal… ¡No, no leí mal! Pero… ¿cómo se supone que nos casaríamos si no llevamos ni un mes de relación? ¿Lo tomo como una broma o con seriedad?... no quiero errar al responder, mejor te pregunto en qué consiste tu propuesta de matrimonio.

¡Ja! ¡Ya entendí! Te referías a casarnos de una manera simbólica, sin papeleo ni asuntos religiosos, sólo sería una reunión con nuestros mejores amigos, quienes fungirían como “padrinos” y tú y yo, el día que cumplíamos un mes, nos prometeríamos querernos, amarnos, sernos fieles, hacernos felices uno al otro, respetarnos… ser la pareja perfecta.

Lo planeamos todo: yo cocinaría para ti uno de tus platillos favoritos, la reunión sería en tu casa, yo tenía planeado regalarte flores y ya te había hecho una carta en donde te expresaba lo inmensamente feliz que era a tu lado… en la austeridad pactaríamos nuestro amor para siempre.
El día se acercaba y tú yo estábamos muy entusiasmados por cumplir un mes juntos, no había un día que no recordáramos el futuro suceso, platicamos con nuestros amigos y aceptaron ser nuestros padrinos. Ellos también estaban felices de vernos juntos y saber que irradiábamos alegría por nuestro noviazgo.

De pronto, lo inesperado ocurrió: días antes de la fecha de nuestro matrimonio caíste accidentado en una camilla de hospital… en coma y gravemente herido; te realizaron varias cirugías para estabilizar tu salud, pero todo fue en vano. El mismo día en que habíamos planeado nuestra unión, estabas en terapia intensiva sin grandes mejorías.

Llegué al hospital con el corazón roto en mil pedazos, pero aun así nos casamos. Partiste una semana después y entonces me quedé viuda, con el corazón roto y los ojos secos, mis lágrimas se agotaron, me cansé de llorar… hoy es 25 de junio de 2009, eso significa que cumplimos nuestro primer aniversario como matrimonio, y aunque no estés aquí, estás en mi mente y en mi corazón, y con eso me basta para saber que te amo.

Aun conservo mi anillo de matrimonio, nunca lo retiro de mi dedo por nada del mundo, lo llevo puesto siempre, así como siempre te tengo presente, de día y de noche, despierta o durmiendo… nuestros hijos siguen conmigo, paso por los lugares en donde estuvimos juntos y yo entristezco, pero finalmente intento ser feliz, no porque no estés, sino porque ahora me toca vivir por ti… y por mí, además intento ser feliz viviendo de recuerdos, de tus recuerdos… tal vez no es lo mejor, pero yo no te voy a olvidar jamás, es una promesa amor.

Te amo.

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