jueves, 5 de marzo de 2009

INTERMITENTES

Hace algunos meses mis ojos se cerraron al mismo tiempo que se cerraron los de ella. Decidí no ver más allá del dolor y no quería darme cuenta de todo lo que estaba a mi alrededor. Sabía que estaban ocurriendo cosas allá afuera, pero yo decidí encerrarme en mi recámara, apagar la luz y quedarme dormida… dormí durante más de seis meses. A veces soñaba que mi corazón se detenía y yo moría… otras tantas, durante el velorio, a punto de cerrar el ataúd mi corazón palpitaba nuevamente, con tanta fuerza que todos mis signos vitales regresaban a mí.

Tuve muchos sueños extraños. En varias ocasiones abrí los ojos a mitad del sueño, siempre ocurría cuando me soñaba muerta, pero yo me seguía sintiendo tan cansada que me era necesario volver a cerrarlos y seguir durmiendo.

Otras veces soñaba que caía al vacío, era una caída libre, pero cual bungee, cuando sentía que me iba a estrellar contra el suelo, una cuerda jalaba de mí, impidiéndome llegar al piso… no, no era una cuerda, era una fuerza extraña que siempre me detuvo.

Las veces que intenté despertar, al abrir los ojos noté una luz; no sé si era una luciérnaga o qué era, sólo recuerdo que era una luz intermitente, muy brillante, que a pesar de ser pequeña para mí, mi subconsciente me decía que era del tamaño del sol, pero mis ojos, que nunca pudieron abrirse por completo, entrecerrados, no alcanzaban a verla por completo.

Otras veces caminaba por planicies perfectas, cada vez lo hacía más rápido y cuando por fin intentaba correr, las agujetas de mis tenis se soltaban y yo tropezaba, haciéndome caer. El golpe era tan fuerte que mis manos (con las que intentaba apoyarme para que el impacto contra el suelo fuera menor) y mis rodillas sangraban y quedaban tan lastimadas que me era imposible levantarme. Así pasaba días enteros… veía cómo salía el sol, cómo se ocultaba, apreciaba perfectamente los atardeceres, notaba la aparición de la luna y las estrellas. Cuando el dolor disminuía y la hemorragia cesaba, me levanta y seguía corriendo, pero una u otra cosa siempre me hacía caer. Ese sueño nunca terminaba, no sabía a dónde tenía que llegar porque a mitad del camino, yo desaparecía como por arte de magia.

Ese profundo sueño en el que caí dejó de ser una simple siesta, hasta que se convirtió en un coma. Yo respiraba, pero los médicos no lograban hacer que despertara. Repentinamente mi corazón comenzó a latir más fuerte que de costumbre, eran tan fuertes los latidos que se veía claramente cómo mi pecho palpitaba, era como si el corazón quisiera salirse de mi organismo. Comencé a despertar del estado de coma: primero moví la mano derecha, justo cuando era la hora de la visita en el hospital, moví la cabeza y comencé a abrir los ojos. Era de noche cuando todo ocurrió… escuché un zumbido y de repente, gritos:

-¡Doctor! ¡Enfermera! ¡Está despertando!

Era mi madre, había entrado a charlar conmigo como siempre solía hacerlo antes de que yo cayera en ese estado. Ahora sé que siempre lo hacía: yo soy su confidente y su apoyo y ella, a pesar de saber que yo estaba inconsciente, nunca dejó de contarme sus conflictos, sus penas, sus alegrías y sus preocupaciones.

Entraron varios doctores a la sala, seguidos de enfermeras.
-¡Es un milagro!- expresaron.

Me tomaron el pulso y revisaron los demás signos vitales… todo estaba bien, no había daños mayores, sólo había un problema: el corazón presentaba fuertes heridas, era una enfermedad extraña que no tiene cura y el trasplante era imposible, de nada serviría. A pesar de ser heridas graves y enormes, yo no corría el riesgo de morir, podía seguir viviendo aún con la enfermedad. Lo único que a veces podría ocurrir era que sintiera ligeros dolores en el pecho.

La noche en que desperté volví a ver esa luz intermitente, que siempre alumbró la oscuridad de mis sueños. Ahí estaba y yo le agradecí inmensamente el haberme acompañado durante tanto tiempo en circunstancias terribles.

Después de mostrar mi profundo agradecimiento, salió por la ventana y se fue.

-¡No te vayas! ¡Quédate conmigo, por favor! Necesito de ti, de tu luz. – grité.

Por fin me dieron de alta, me levanté de la cama y corrí las cortinas, que provocaban la oscuridad de la habitación. Ya era de día y nuevamente vi el sol, sentí el viento y la brisa. Era como volver a nacer. Volví a sentir el aire tibio entrando a mis pulmones y pude volver a sonreír…

Te quiero… quédate conmigo, no te vayas… toma mi mano y guíame, yo me perdí de mucho mientras estuve inconsciente tirada en la cama. Enséñame a vivir y hazme sentir. Aquí estoy de regreso, con otra visión de la vida, cosechando sonrisas y con un corazón que a pesar de las heridas que tiene, sigue palpitando y me hace vivir.
Con cariño...
Anaí

1 comentario:

  1. De hecho, estoy muy feliz por mi vida; Mi nombre es Cherelyn Talle, tal vez, nunca pensé que iba a vivir en la tierra antes de que se acabe el año. He estado sufriendo de una enfermedad mortal (VIH) durante los últimos 4 años; He gastado mucho dinero yendo de un lugar a otro, de iglesias a iglesias, los hospitales han sido mi residencia diaria. Los cheques constantes han sido mi hobby hasta que el mes pasado estuve buscando en Internet, vi un testimonio sobre cómo el Dr. Quality ayudó a alguien a curar su enfermedad del VIH, rápidamente copié su correo electrónico que es (qualityharbalhome@gmail.com) .Le hablé, me pidió que hiciera algunas cosas ciertas que hice, me dijo que me iba a dar la hierba, y que así fue, luego me pidió que fuera a un chequeo médico después de algunos días después de usarlo. la cura herbal, estaba libre de la enfermedad mortal, solo me pidió que publicara el testimonio por todo el mundo, fielmente lo estoy haciendo ahora, por favor hermanos y hermanas, él es grandioso, le debo a él en mi vida. si tiene problemas similares, solo envíele un correo electrónico (qualityharbalhome@gmail.com) o simplemente lo que-app le aplique al: + 22891742175. También puede curar enfermedades como el cáncer, la diabetes y el herpes. Etc. Puede contactarme por correo electrónico: cherelyntalle@gmail.com
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