domingo, 26 de abril de 2009

RECUÉRDAME

Recuérdame como la estúpida que se atrevió a quererte, como la ingrata que derramó lágrimas de rencor por ti, como la idiota que se dejó llevar por tu vil verborrea, pero recuérdame más como la niña enamorada de un alma y de un corazón que, aún muerto y enterrado, sigue siendo el único que late por mí y por el único que derramo lágrimas de sangre.

Ahora vuelve a recordarme como la mujer incapaz de olvidar y a la vez como la más maldita fumigadora de cariño en su propio corazón. Piensa en mí y remítete a mis besos malditos que sólo buscaron el placer de mis labios, encendiendo tu vida con el fatal e imperioso veneno de mi soberbia.

Continúa así… sigue recordando… ¡hazlo! Quiero ver cómo te hundes en las remembranzas imaginando mis manos recorriendo tu cara y rodeando tu cuerpo, mientras mis caricias y mis besos se cubren con el perfecto disfraz de una cosa llamada “amor” y tú sin saber que su verdadera sangre se llama “venganza”, es por eso que mis palabras “dulces” ilusionan tu ser, mas la dulzura se convierte en acidez, aquella que corroe las más sensibles fibras de tu ser… noto tu impaciencia por saber que pertenezco a ti y me encanta alimentar tus esperanzas, pero me he vuelto inmune a ti, ya no me enferman tus palabras ni tus recuerdos invasores.

Los médicos me recetaron una medicina llamada “olvido”, la cual mata hasta la última bacteria y me protege contra tus inmundas artimañas seductoras.

Yo también te recuerdo… sí, como el virus que me aterraba porque los medios afirmaban que tenías propiedades pandémicas. ¡Benditas vacunas!

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