jueves, 30 de abril de 2009

CONFESÁNDOME CON MI CORAZÓN

NOTA: ESTE ES UN TEXTO MERAMENTE METAFÓRICO, NO ES PROYECCIÓN HACIA ALGUNA RELIGIÓN.
Después de volver a platicar contigo, creo que pude sacar algunas cosas que estaban atoradas en algún espacio de mi memoria.

Son las 04:33 am del 30 de abril de 2009 y después de recordar algunas cosas, por fin ha vuelto a mi mente la gran tontería que cometí hace algunos meses: ¿Recuerdas el día que nos topamos en la tardeada, a donde yo fui acompañada y no precisamente de ti?

Creo que a pesar de las imágenes que tiene la gente de mí, en donde en ocasiones me consideran “egoísta” y “egocéntrica”, no siempre lo aplico, pero sería fabuloso saber en qué momentos usar esas características a mi favor.

Lo siento, pero ocuparé este espacio como mi confesionario…

-Ave María Purísima.

- Sin pecado concebida.

-Dime tus pecados.

- Verá… he pecado de imbécil… hace unos meses conocí a una persona con quien había tenido contacto vía electrónica. ¡Fue maravilloso padre! Nos conocimos, platicamos, bailamos… me besó y yo continué el juego de besos. Metió su mano debajo de mi playera y tocó mi abdomen mientras me besaba, pero claramente noté que las intenciones no eran otras que cualquier mente consideraría como depravación; no, la intención fue linda, fue una conexión como la que no había sentido en mucho tiempo.

- Pero… ¿qué dices? ¿Metió su mano debajo de tu playera?

- Sí padre, así fue, pero sólo tocó mi vientre, nada más, no hay por qué preocuparse ni desvirtuar el sentido del acto.

- Está bien… continúa hija.

-Bueno, como le comentaba, conocí a esa persona pero me sentí culpable porque sabía que yo había alimentado durante mucho tiempo la esperanza en otra persona. Llevaba esperándome varios meses, mismos que fueron largos y llenos de altibajos. Hace un año mi pareja murió y ese fue un gran shock en mi vida, es algo que hasta la fecha no he podido superar. A raíz del deceso, en numerosas ocasiones caí en depresión, pero esa persona siempre estuvo ahí, apoyándome, esperándome, animándome, y yo comenzaba a quererla porque encontraba en esa persona muchas cualidades que a mí me atraían.

-¿Estás tratando de decir que le mentiste a la persona que te esperó con la persona que conociste en internet?

-No padre, jamás le mentí; siempre le hablé con la verdad y me mostré tal y como soy, con mis defectos y virtudes.

-Eso me alegra hija. Fuiste honesta, pero, ¿cuál fue el pecado?

-Estupidez padre, estupidez. Ocurrió que la persona que conocí en internet me hizo sentir cosas que yo ya no sentía desde que mi pareja murió, obviamente no tan intensas, no hay un punto de comparación porque son personas totalmente diferentes. Después de vernos, platicamos y nos dimos cuenta de que había mucha atracción y compatibilidad entre esa persona y yo, por lo que, obviamente, comenzamos a pensar en la posibilidad de emprender un noviazgo. A mí me encantaba la idea, pero… había algo que me detenía: tenía a la otra persona esperándome.

-¿Y qué hiciste?

-La verdad es que volví a ver a la persona que apenas había conocido y nos la pasamos increíblemente bien. Me tomó de la mano y me presentó con todo su círculo de amigos. Todo mundo decía que hacíamos bonita pareja, y como nos veían tomados de la mano, preguntaban que si éramos novios, pero no sabíamos qué responder. No sé cómo explicar lo que sentía al tener sus ojos frente a mí, cuando me abrazaba, cuando me llevaba de la mano, cuando me besaba… Yo ya no aguantaba las ganas por ser su novia, y me decía cosas muy bonitas, como me gusta. Una de mis debilidades es lo que coloquialmente llamamos “verbo”; esa labia tan dulce me hechizó en un instante. Dijimos que sí queríamos tener un noviazgo, sólo hacía falta volver a vernos para formalizar la relación, sólo que…

-¿Pensaste en la persona que te esperaba?

-Así es padre. Justo cuando estaba a punto de dar el paso de la amistad al noviazgo con la persona que me había vuelto loca con tanta dulzura, pensé en que no sería justo actuar de esa manera, porque era como ser insensible y antepuse la razón al corazón. Ya no regresé a verlo porque sabía lo que ocurriría si nos veíamos. Después de eso, cuando por fin quise empezar la relación con la persona que me esperaba… ¡Ja ja ja! ¡Ni se imagina padre!

-¿Qué ocurrió?

-Pues… la persona que me “esperaba” se cansó de hacerlo y ya andaba con alguien. Entonces, como una estúpida dejé ir a quien me había encantado por buscar algo con quien ya no era posible. Yo no me explico por qué es que soy tan tonta; me hubiera encantado ser egoísta y quedarme con quien me fascinaba, pero eso me pasa por pensar en los demás. Afortunadamente no lo perdí del todo, aún seguimos platicando y teniendo una amistad bonita… tal vez en un futuro vuelva a prestarse la oportunidad para ser felices juntos. Esa es la historia del mayor pecado que he cometido: estupidez.

-Debes buscar siempre tu felicidad procurando no dañar la de los demás. Tu penitencia será ser feliz, lo mereces. Busca nuevamente a esa persona que te movió, no te quedes cruzada de brazos, porque de ser así te aseguro que volverás a arrepentirte. La estupidez no es pecado, simplemente es un momento de cobardía y ceguera sentimental, es un estado mental con atroces nubes negras que no te dejan ver la realidad. Cumple tu penitencia al pie de la letra… no dejes de sentir, vive y disfruta cada segundo de tu existencia: llora, ríe, grita, salta, canta… ama. Sé feliz, con la persona que quieras, pero sé feliz. Yo te absuelvo de todos tus pecados…

Salí de la iglesia y entonces me encontré con mi corazón, avancé y me topé con la gente que me quiere; recibí muchos abrazos de mis amigos y demás gente que quería verme bien… de repente sentí un beso en los labios: era él… la esperada cita para formalizar nuestra relación llegó inesperadamente…

-¿Quieres ser mi novia?- preguntó él.

-¡Me encantaría! ¡Claro que quiero!

Y colorín colorado, así es como se esfuma una historia que da pie al comienzo de otra.

domingo, 26 de abril de 2009

RECUÉRDAME

Recuérdame como la estúpida que se atrevió a quererte, como la ingrata que derramó lágrimas de rencor por ti, como la idiota que se dejó llevar por tu vil verborrea, pero recuérdame más como la niña enamorada de un alma y de un corazón que, aún muerto y enterrado, sigue siendo el único que late por mí y por el único que derramo lágrimas de sangre.

Ahora vuelve a recordarme como la mujer incapaz de olvidar y a la vez como la más maldita fumigadora de cariño en su propio corazón. Piensa en mí y remítete a mis besos malditos que sólo buscaron el placer de mis labios, encendiendo tu vida con el fatal e imperioso veneno de mi soberbia.

Continúa así… sigue recordando… ¡hazlo! Quiero ver cómo te hundes en las remembranzas imaginando mis manos recorriendo tu cara y rodeando tu cuerpo, mientras mis caricias y mis besos se cubren con el perfecto disfraz de una cosa llamada “amor” y tú sin saber que su verdadera sangre se llama “venganza”, es por eso que mis palabras “dulces” ilusionan tu ser, mas la dulzura se convierte en acidez, aquella que corroe las más sensibles fibras de tu ser… noto tu impaciencia por saber que pertenezco a ti y me encanta alimentar tus esperanzas, pero me he vuelto inmune a ti, ya no me enferman tus palabras ni tus recuerdos invasores.

Los médicos me recetaron una medicina llamada “olvido”, la cual mata hasta la última bacteria y me protege contra tus inmundas artimañas seductoras.

Yo también te recuerdo… sí, como el virus que me aterraba porque los medios afirmaban que tenías propiedades pandémicas. ¡Benditas vacunas!

martes, 21 de abril de 2009

CON LAS HERIDAS ABIERTAS QUE SIGUEN SIN CICATRIZAR

Esta es una de las tantas noches en que la tarea me quita el sueño, el cansancio me invade pero no es suficiente para declinar… escribo y tras cada palabra pienso en ti, son muchas cosas las que se intercalan en mis pensamientos acerca de la redacción, de las teorías de la comunicación, de la historia de México y demás cosas que me han mantenido cientos de horas frente a la pantalla del monitor.

Después de intentar y lograr concentrarme por un rato en mi tarea, las ganas de entrar a tu hi5 me ganan y entonces ocurre… me quedo inmóvil contemplando tu foto, con tu playera rosa y la mano en la cabeza, miro tus ojos y entonces recuerdo que nadie jamás será como tú, esa perfección que estaba en ti simplemente se fue.

Estando ya en tu hi5 veo los últimos comentarios que han dejado algunas amistades tuyas. Son comentarios que ya tienen algunos meses ahí, esperando a ser vistos por ti, pero que lamentablemente nunca lograrán su objetivo. De pronto mis dedos se aproximan al teclado mientras mi cerebro procesa algunas palabras que deseo expresar en tu espacio, sin embargo no me atrevo, no sé qué sentido tenga expresar en él que te extraño y que te sigo queriendo.

La música suena en mi computadora, casualmente cuando estoy en tu hi5 suenan canciones que me recuerdan mucho a ti. Leo tu estado: “Te adoro mi niña” y entonces pronuncio para mí misma: “yo también te adoro”.

En múltiples ocasiones me he perdido durante no sé cuánto tiempo (tal vez un segundo, un minuto, una hora, un día, una semana… tal vez toda una vida) pensando en cómo serían las cosas si estuvieras aquí. Probablemente nuestra relación se hubiera visto atacada por mi estrés escolar, por mi falta de tiempo libre… no sé, por diversos factores. La otra posibilidad es la de cumplir un año el próximo veinticinco de mayo y vivir un intenso y mágico amor, sincero y desinteresado.

No sé cuánta gente hay por ahí que no hace otra cosa que pelear con su pareja por cosas banales, en realidad pequeñeces que deciden convertir en cosas enormes para “darle un poco de acción a la relación”. Otras tantas se empeñan en buscar a la persona ideal para, una vez que la han encontrado y la tienen a su lado, hacerla trizas, tratarla como una muñeca de trapo vieja e inútil y tener una relación condenada al fracaso... mientras, yo me dedico a verte sólo en sueños, en imágenes mentales y en fotografías. Daría lo que sea por volverte a ver físicamente y saber que aún vives… es la propia vida la que nos separó y hay que afrontarlo, seguir adelante e intentar sonreír, aun cuando mi motor (tú) se apagó.

Te escribo estas líneas con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar…

Con todo el amor y dolor que hay en mi corazón después de tanto tiempo sin ti…
Jaqueline

lunes, 20 de abril de 2009

Llo no kiero aprenderme las rreglas hortograficas

Después de escribir algunas palabras sobre desamor es momento de regresar a lo que nos atañe en el curso de Taller de Redacción de Ciencias de la Comunicación. Es menester hacer referencia a la importancia del correcto uso de las consonantes y de la puntuación, pues de estos y algunos otros factores (como la sintaxis) depende el correcto entendimiento de nuestros mensajes.

A pesar de que la mayoría de las veces nos expresamos de manera oral, es muy importante saber expresarse de manera escrita, para lo cual debemos tener presentes ciertas nociones de ortografía al plasmar nuestras ideas, ya que, además de verse antiestético, nuestro texto podría resultar poco entendible y prestarse a malinterpretaciones.

La comunicación escrita, sin duda, es más difícil que la comunicación oral, pues ésta última tiene la ventaja de contar con el auxilio del lenguaje corporal para expresar mejor las ideas, no así la escritura. Además la existencia de las palabras homófonas (palabras que se pronuncian igual pero su escritura y significado es distinto) nos genera cierta desventaja en cuanto a la ortografía.

Es impresionante cómo una sola letra puede cambiar el sentido de las palabras, por ejemplo: no es lo mismo casa y caza, valla y vaya, abría y habría, agito y ajito, asar y azar, etc. Veamos cómo el mal uso de las consonantes cambia el sentido de las oraciones:

Me gustan los juegos de asar. Si escribimos asar en lugar de azar, el lector podría pensar que se hace referencia a un kit para hacer carne asada en vez de un juego como los volados, el famoso “piedra, papel o tijeras” o algún otro juego del mismo estilo.

Todos sabemos que es tedioso aprenderse las reglas ortográficas, pero no es el único método para mejorar nuestra ortografía: la lectura es un medio excelente para aprender a escribir. Lamentablemente a la población mexicana no le gusta leer, no hay un hábito por la lectura y eso es peor, pues se agotan las opciones para hacer que la gente aprenda a escribir, porque escribir no sólo es hacer letras, juntarlas para formar palabras y después juntarlas para formar oraciones y enunciados.

Creo que en materia de escritura y de lectura vamos por muy mal camino. En cada uno de nosotros está poner un granito de arena para cambiar nuestros malos hábitos. Si no aprendemos a escribir será difícil hacer que los demás entiendan nuestros textos.